QUERERSE BONITO

Llegó por fin el sábado después de una semana con muchos nuevos clientes y proyectos. Necesitaba ocuparme de cosas de la casa que había dejado abandonadas; darle atención a un curso en línea, trabajar en el jardín, etc. Pero, ¡oh desilusión! No tenía energía, aún peor, mis síntomas de IBS (colon irritable) estaban terribles: malestar en el estómago y ganas de hacer nada. Estaba triste y frustrada. Mi día “libre” no era como lo esperaba. Me dieron ganas de llorar. Me sentí víctima: ¿Por qué no puedo curarme de esto si he probado tantas terapias? Una parte mía me dijo “descansa, no hagas nada”. Me tiré en la cama pero el dolor estomacal era peor porque simplemente no hacia más que sentirlo ouch!

 

Ya desde la mañana había pensado en ir a visitar a una amiga que estaba cerrando su tienda. Era su último día, así que había decidido después de terminadas mis labores ir al pueblo y estar con ella.

 

En vista de que no tenía energía ni para cocinar o hacer cosas en la casa, decidí ir a visitarla y almorzar allá. La tienda queda dentro de un restaurante, que a decir verdad no es de mis favoritos que más daba.

 

Me vestí (estaba en pijama), y me fui para el pueblo. ¿Me dolía todavía el estomago? Sí, pero menos. Tenía algo más interesante en donde poner mi atención y  energía.

 

Llegué y mi linda amiga se puso feliz por mi visita sorpresa. Me quedé con ella toda la tarde. ¿Y el dolor? En algún punto se me fue y no sé exactamente cuándo. La comida no estaba exactamente deliciosa pero la disfruté porque estaba al lado de mi amiga.

 

Regresé feliz, llena de alegría por el tiempo que compartimos, nuestra conversación, nuestra conexión. Sentí que había interrumpido el patrón de victimizarme al priorizar mi diversión y dejar para otro día lo que pensaba era necesario hacer ese día. Dejar de hacer esas cosas no fue el fin del mundo. En cambio sentí que darme ese permiso fue una manera de quererme bonito.

 

Ah y para los que quizá se pregunten de que si vivo adolorida 24/7. No, tengo mis días y mis épocas. Felizmente no es un dolor insoportable pero mientras dura (unas horas) es desmotivante. Distraerme en mi caso me ayuda; concentrarme en algo que me interesa o da felicidad. Trato de darle la vuelta al malestar para no caer en la victimización. A veces lo logro y a veces no.